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La economía española no crea empleos, la inflación crece, el consumo retrocede, el Estado sube impuestos y recorta gasto público, la deuda estatal supera el 90% del PIB y todo ello se mezcla con una situación insostenible de desconfianza en los políticos que gobiernan nuestro país. ¿Cómo hemos llegado a esto?

El gráfico del PIB español nos dice mucho, pero no explica en profundidad cuales son y han sido los problemas de la economía española. 

De manera general, la economía española suele crecer más que la media de la UE cuando nos encontramos en un periodo de crecimientogeneralizado (ejemplo: la etapa expansiva de 1985 a 1991 España crecía más de 1,3 puntos porcentuales que la media de la UE) mientras que en los periodos de recesión la economía española suele decrecer de manera más aguda (ejemplo: primeros años de la crisis actual, España decrecía 0,6 puntos porcentuales más que la media de la UE). Esta mayor propensión de España de agudizar las fluctuaciones de la economía se explica históricamente como consecuencia del proceso de homogeneización político y económico de España con la UE y las transformaciones estructurales de nuestra economía en los últimos 50 años.

Sin embargo, el uso del Producto Interior Bruto, PIB, como único indicador del bienestar de un país es insuficiente e incluso algunos de sus formuladores (Simon Kuznets, por ejemplo) advierten de que por si sólo no determina la buena marcha de una economía. El PIB per cápita (PIBpc) es una magnitud que divide el PIB (producción anual de bienes y servicios en un país) entre el número de personas y suele utilizarse para medir la renta media por habitante. Si esta magnitud la descomponemos puede ser calculada a través de la multiplicación de la Productividad Aparente del Trabajo (PAT) y la Proporción de Población Ocupada (PPO).

En el periodo comprendido entre 1960 y 2011 el crecimiento del PIBpc se ha basado en el aumento de la productividad del trabajo (igual que en la UE) y no en la generación de empleo (PPO). Esta realidad refleja dos verdades:

  1. El crecimiento de la productividad del trabajo es el única causa del crecimiento del PIB per capita.
  2. La destrucción de empleo explica en gran medida el incremento de la productividad del trabajo en España.

La evolución del PIB se ha basado en el crecimiento de la productividad del trabajo, y por eso esta magnitud no es capaz de explicar la situación económica de la sociedad española.

El gran crecimiento de la economía española en el periodo 1995-2007 venía principalmente impulsado por el incremento del consumo interno y la entrada de trabajadores inmigrantes. En esta etapa se produjo uno de los hechos económicos más relevantes de España, por primera vez en el año 2005 existía superávit público. Mientras tanto, otros graves desequilibrios macroeconómicos acontecían en nuestro país: el incremento de la inflación y la necesidad de financiación de la economía española.

La necesidad de financiación de España no supuso una restricción, puesto que la entrada en la unión monetaria permitía a nuestro país endeudarse de manera barata y abundante. El endeudamiento abundante y barato marca el inicio de la gestación de la burbuja inmobiliaria en España.

En el periodo de crecimiento, la tasa de desempleo española llego a situarse en 2007 por debajo de la media del de la zona euro (7,6% frente a 8,3) y más relevante aún, el crecimiento de la población ocupada (trabajadores) en España superó desde 1996 hasta 2007 siempre al de la zona euro en más de 1,5 puntos porcentuales. Aunque los datos del empleo eran fantásticos la pérdida continuada de competitividad de la economía Española venía explicada por el mayor crecimiento de la inflación, muy superior al de la Eurozona desde 1997 hasta 2007. Esta pérdida de competitividad también viene explicada por el déficit en la balanza por cuenta corriente (exportaciones menos importaciones) que se agudizó hasta llegar a suponer el 10% del PIB.

¿Y qué pasaba con la deuda pública? Pues increíblemente hasta 2007 descendía a buen ritmo y “sólo” suponía un 36,3% del PIB debido a que los ingresos del Estado se incrementaron como consecuencia del aumento del consumo y el crecimiento económico generalizado y los gastos estatales se mantuvieron en cifras estables durante el periodo considerado. El principal problema en términos de endeudamiento hasta ese momento venía desarrollado en los hogares y las empresas, cuya deuda agregada suponía más de 170% del PIB, y mayoritariamente ligada a la compra-venta de viviendas y el sector de la construcción.

Entonces, ¿Cómo hemos llegado a que la deuda pública nos aterrorice día sí y día también en la actualidad?

Desgraciadamente el consumo ha caído, la población con trabajo también lo ha hecho, y las empresas obtienen menos beneficios o incluso pérdidas. Cuando esto sucede el Estado deja de recaudar parte de los ingresos derivados del IVA sobre el consumo, del IRPF sobre la renta de las familias y del Impuesto de Sociedades sobre los beneficios de las empresas.

Por si fuera poco el descenso de los ingresos del Estado, los gastos desde 2007 se han multiplicado: más personas deben recibir el subsidio de desempleo, más personas requieren de ayudas estatales para poder estudiar y muchos trabajadores se han prejubilado y deben recibir su pensión de jubilación.

Este desajuste entre ingresos y gastos públicos ha provocado que la necesidad de emitir deuda se incremente, y se ha agudizado desde 2010 como consecuencia de los grandes intereses a pagar y la desconfianza de los mercados sobre la capacidad de devolución de nuestro país.

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Boletín económico Banco España, diciembre 2007,  junio 2008 y junio 2012

Informe Desarrollo Humano del Programa para el Desarrollo de la ONU, 2013

Informe sobre Protección Social del INE (estadísticas online), septiembre 2013

Material de Economía Española del Dept. Economía Aplicada UM, octubre 2012

Recaudación y Estadísticas del Sistema Tributario Español, Ministerio de Hacienda, 2011

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